Hace cinco años, un grupo de 20 amigos amantes de la cultura alternativa y el punk rock, se unió para dar continuidad a un espacio que iba a cerrar sus puertas, el número 8 de la calle Navarro Villoslada. Este local siempre ha estado muy ligado a la cultura punk; primero fue el MK, luego el Kriselu y cuando el Kaxkabarra bajó la persiana, nació Orbain, que acaba de cumplir su quinto aniversario. La asociación nació con el objetivo de trabajar en el estudio, la conservación y la difusión del punk rock, así como apoyar la creación alternativa.
Orbain es un proyecto asambleario y autogestionado, que se financia con las aportaciones de 80 socios/as. «Nos decantamos por una asociación cultural porque nuestro eje central es la cultura. Además, queríamos aportar nuestra visión y punto de vista de las cosas, y para ello es importante no depender de nadie. Esta gestión nos permite ser totalmente independientes», explica Iker Zubia, miembro de Orbain Kultur Elkartea.
Se trata de una asociación sin ánimo de lucro. Todo el dinero recaudado se destina a la gestión del local y a la promoción cultural. «Sin los socios sería muy difícil poder sacar este proyecto adelante», afirma Asier Langaran, otro de los miembros. Actualmente son 80 personas socias, pero hace un par de años llegaron a ser 120. “El local tiene aforo limitado y no queremos que la gente se quede sin poder disfrutar de las actividades. Una vez al año, según las bajas que haya habido, abrimos el cupo y entra gente nueva. Siempre tenemos lista de espera”, cuenta. No obstante, todas las actividades están abiertas al público y puede acudir a ellas toda persona que lo desee.
Propuestas de los/as socios/as
En estos cinco años Orbain se ha consolidado y se ha convertido en un referente dentro del mundo alternativo. Se han programado más de 100 conciertos, 20 exposiciones, 8 charlas y jornadas en torno a las mujeres en el punk o el movimiento LGTBIQ, además de presentaciones de discos, libros y muestras documentales fieles a la filosofía con la que el proyecto nació.
Todas las actividades e iniciativas parten de los/as socios/as. «Orbain como tal no existe, existen los miembros, que son los/as que impulsan; Orbain es el paraguas para que esas ideas tengan un espacio”, cuenta Iker. “Tenemos un calendario y cada cual va apuntando sus propuestas. La asociación no pone ningún límite, al contrario, si hay que realizar una inversión económica para pagar el desplazamiento, comida o alojamiento de las personas invitadas, se hace”. El local cuenta con un escenario para tocar, mesas para pinchar, espacio para exposiciones y capacidad para poder hacer charlas, presentaciones y coloquios.
El punk como actitud
Desde Orbain afirman que el estudio y la conservación del punk es un elemento importante para entender lo que ocurre en la sociedad actual. Este es un género musical que emergió a mediados de los 70 y que se caracteriza por su actitud independiente y contracultural. Pero Iker y Asier afirman que “es mucho más que música, es la manera de ver las cosas, de cuestionarte todo lo que ocurre alrededor y hacer una lectura propia”.
40 años han pasado desde entonces, pero la actitud punk sigue siendo la misma. “El otro día estuve escuchando las canciones de Haizea, una joven gasteiztarra. No lleva los pelos en punta ni de colores, pero veo punk en sus letras. Veo letras agresivas, radicales, inconformistas y que buscan el debate. Eso para mí es una actitud que incluyo dentro del movimiento, una postura similar a la de la gente de hace 30 años”, cuenta Iker.
Y es que las actividades de Orbain, estén relacionadas o no con la música, parten del punto de vista de la cultura alternativa y el punk. “Intentamos que la gente contextualice las cosas que ocurren hoy en día en Gasteiz”, dicen los socios. “Es importante saber de dónde venimos para saber dónde estamos. Quien no sabe lo que ocurrió el 3 de marzo del 76 difícilmente va a hacer una lectura correcta de la situación socio-económica actual de Vitoria. Es imposible entender el movimiento ocupa de Gasteiz si no sabes cómo fue la asamblea de la Zapa, cómo se ocuparon los locales de Zaramaga y cómo todo eso acabó en el 88 con la ocupación del Gaztetxe. El conjunto de muchas visiones te da un contexto y te ayuda a hacer tu propia lectura”.
Apoyo institucional
Orbain tiene además sinergias con las salas Hell Dorado y Jimmy Jazz: “Organizamos actividades paralelas. Si en la Jimmy va a actuar un grupo hardrock a las 22:00, dos horas antes proyectamos un documental sobre ese género musical para que la gente primero venga aquí y luego acuda al concierto. Lo más importante es no contraprogramarnos, no pisarnos, apoyarnos”, declara Iker.
Un apoyo que echan en falta por parte de las instituciones. “Las personas jóvenes necesitan espacios para tocar, exponer o debatir y en Orbain se los ofrecemos. Lo único que pedimos es que nos dejen hacer. No queremos dinero ni ayudas, solo apoyo y acompañamiento. Tenernos en cuenta”, afirma Asier.
Los dos socios echan la vista atrás y recuerdan entre risas y orgullo la primera actividad de la asociación. Organizaron una charla con Lucio Urtubia en el centro cívico Aldabe, en una sala con capacidad para 200 personas. La sala se llenó y 150 personas se quedaron fuera sin poder asistir. “Fue sin duda un pistoletazo de salida brutal”, dicen. Poco a poco fueron programando conciertos y actividades, mejorando la forma de funcionar y aprendiendo “a base de tortas”.
Su objetivo ahora es poder llegar a más personas y ayudar a grupos locales, tanto de música como de otras disciplinas, a salir adelante. No se plantean aumentar ni cambiar el local. Desean crecer y explotar otros sectores y expresiones culturales. “Si hemos aguantado los primeros 5 años, los segundos serán mucho más fáciles”.