El ucraniano Oleg Ivanyschuk es músico desde los 8 años. Comenzó con el violín y el contrabajo, una pasión que le llevó a trabajar con orquestas sinfónicas por todo el mundo, pero también toca la viola da gamba y la guitarra.
Construyó su primer instrumento cuando estudiaba en el Conservatorio de Bruselas, en 2002. “No tenía instrumento porque no me lo podía pagar. Un amigo, que era un luthier arquetero, me enseñó. Así me fabriqué mi propia viola da gamba«, cuenta.
En 2012, ya en Vitoria-Gasteiz, decidió montar su propio taller de luthería. Desde entonces trabaja para clientes de Taiwán, EEUU, Argentina o Francia, entre otros. No obstante, afirma que sobrevivir como luthier «es difícil porque hay mucha competencia, aunque también hay mucha demanda. Un buen instrumento siempre encuentra cliente».