“La gandula” dícese popularmente de la ley de Vagos y Maleantes que perseguía a todas aquellas personas que eran consideradas no gratas para las autoridades del régimen: delincuentes, vagabundos… ¡y artistas! Casi un siglo después la publicación de esta ley, el 5 de agosto de 1933, Getari Del Bosque Castrenana y Víctor Arrobo Olives, adoptan este nombre para inaugurar un pequeño oasis cultural en el centro de la capital alavesa.
Víctor Arrobo, con una larga experiencia en cocina y amante de la fotografía, estaba a punto de volverse a su ciudad natal, Granada, cuando Getari le lanzó la propuesta que haría que cambiara de opinión y se lanzara en un nuevo proyecto personal y profesional. “La idea fue de Getari, vino un día y me lió”, cuenta entre risas Víctor.
Getari del Bosque Castresana, es estudiante de Filología por la rama de literatura, amante del arte, la cultura y los libros. Estudiando en Madrid descubrió las cafeterías-librerías, espacios que acostumbraba a visitar y en las que encontraba una sensación de paz y tranquilidad que le dejaron con ganas de más cuando volvió a Vitoria-Gasteiz. Entre sus sueños se encuentra el de abrir una librería, que combinado con sus años trabajados en hostelería y el recuerdo de aquellos locales que consumía en Madrid, dieron forma a la idea que lanzaría a Víctor y que ahora es La Gandula. En Víctor encontró al compañero de viaje, o de proyecto en este caso, perfecto.
Ambos describen el espacio como lugar acogedor, donde se respira tranquilidad, diversidad y cultura, sea en el formato que sea. Cafetería, librería y espacio cultural. Tres en uno.
Librería
Ferviente lectora, Getari es la encargada de hacer la selección de los libros que ocupan las estanterías de la cafetería. “Creo que la combinación de mi gusto personal y la creencia de que puede existir un público más alternativo al de las librerías habituales, es lo que me sirve de guía”, comenta.
Como lectora siempre ha buscado “algo distinto”, editoriales que en otras librerías no encontraba o si las encontraba en muy pequeña medida. Investiga, curiosea y tira del hilo hasta que encuentra el libro que estaba buscando. No se conforma con los best sellers que puedes encontrar en cualquier gran superficie, escapa de ellos hasta dar con pequeñas editoriales, temáticas que le producen cierto interés o géneros menos habituales como la poesía, la ficción o el ensayo.
“Hay muchísimo por explorar, como para quedarse siempre lo mismo” cuenta Getari al preguntarle sobre cómo es el proceso de selección de obras. Una selección que muchas veces sorprende a la gente que visita el espacio y les descubre nuevas historias en las que enfrascarse.
Su círculo más cercano y clientes también le resultan de fuente de investigación, recomendaciones y peticiones especiales para su librería.
Espacio cultural
Si bien una librería es un espacio cultural en sí mismo, La Gandula, además, “está abierto a cualquier persona que venga con una propuesta”, explica Víctor. Hasta el momento han acogido: presentaciones de libros, exposiciones regulares en diferentes formatos, talleres de escritura y encuentros entre agentes.
Para esta primavera han querido dar un paso más y han organizado una pequeña agenda cultural, los sábados y domingos alternos con música en directo y “ambientazo para tomar el vermouth”. Que todos los sábados o domingos del próximo mes y medio puedas encontrar plan en La Gandula, no es casualidad. Getari y Víctor lo tienen claro: “queremos crear hábito, que la gente sepa que los fines de semana La Gandula está abierto y que tenemos un plan que ofrecer”.
Admiten que el lanzamiento de un cartel con programación musical es nuevo para ellos, pero tienen la seguridad de que es una propuesta de calidad, atractiva, y para todos los gustos.
Getari y Víctor son de las personas que ven en la capital un gran potencial y con una elevada riqueza cultural y artística, “solo hace falta que se le dé más visibilidad y que se entienda que la cultura es parte de nuestra cotidianidad”.
Ese ha sido también uno de los motivos por el que nace este espacio de encuentro, de exposición y de vivir la cultura en sí misma, cada persona de la manera que quiera. “Nuestra aportación a la cultura, una minúscula aportación, pero que a nosotros nos motiva, es crear un espacio donde la gente pueda disfrutarla tranquilamente, a su aire, sin prejuicios y en el grado que cada uno quiera”, responde Getari cuando se le pregunta por el valor de la cultura en este proyecto. A lo que Víctor añade que muchas personas, de diferentes ramas artísticas y creativas les han confesado que el espacio les ha generado ganas de crear, “que nuestra cafetería sea capaz de despertar la creatividad de alguien es muy especial”.
Cafetería
Saben que su fuerte está en los tés y cafés, pero eso no significa que no te puedas tomar una buena cerveza o vino en la barra de este pequeño local de la calle Manuel Iradier. Si bien desde sus inicios quisieron ofrecer producto local y de calidad, el tiempo se lo ha hecho valorar. Su clientela habitual no está de paso, sino que encuentran en La Gandula un espacio donde relajarse y quedarse un largo rato disfrutando de un té, café o cerveza de calidad. Acompañado además una oferta gastronómica dulce y salada de lo más sugerente. Procuran cuidar cada detalle y ofrecer el producto de calidad que su clientela busca.
Próximamente, con la llegada de la programación cultural para esta primavera, además, lanzarán una carta de picoteo de jueves a domingo que complementarán los pintxos que se encuentran en la barra. Por supuesto, con opción para personas veganas, pues para Getari y Víctor es importante que toda persona que visite La Gandula encuentre la forma de sentirse como en casa.