Los libros encuadernados a mano adornaban la casa de Zigor Anguiano desde que era muy pequeño. Su abuelo fue encuadernador y, sin saberlo, le inculcó el amor por la profesión.
Zigor se formó para ello ya de adulto, durante 10 años. Comenzó encuadernando en casa, como afición, pero cuando empezaron a llegarle los primeros encargos decidió trasladar sus herramientas a un local en la calle Nueva Fuera y lanzarse a la aventura. Crea y restaura cuadernos, cajas y álbumes de fotos: “Creo cualquier cosa que sea una estructura de cartón para contener algo”. Zigor explica que intenta llenar el hueco que las imprentas dejan vacío, “hay gente que quiere hacer cosas únicas o tiradas cortas que las imprentas no hacen”.
En 2011 recibió el ‘Premio a las Mejores Encuadernaciones Artísticas’ por un trabajo para ‘Paraíso inhabitado’ de Ana María Matute, el mayor reconocimiento en el campo de la encuadernación otorgado en España.
En Vitoria-Gasteiz no hay una formación reglada sobre encuadernación. La Escuela de Artes y Oficios imparte cursos pero no se obtiene un título oficial. Por eso, Anguiano afirma que “el relevo en la ciudades cuestión de personas aventureras”.