CREADORAS«Soy una mezcla de todos esos sueños que he ido haciendo realidad»

«Soy una mezcla de todos esos sueños que he ido haciendo realidad»

Dora Gálvez, creadora en el sentido amplio de la palabra: actriz, marionetista, titiritera y escritora en constante construcción.

Dora Gálvez, creadora sevillana con residencia en Vitoria-Gasteiz desde hace 5 años, se describe a sí misma como “hacedora de sueños”. Una persona que persigue lo que sueña hasta hacerlo realidad, trabajando y preparándose en ello a conciencia, formándose, investigando y descubriendo nuevas formas de hacer y de ser una misma. Por eso, quizás, si buscamos su nombre en internet encontremos calificativos como: actriz, titiritera, marionetista, monologuista, escritora o educadora en Igualdad de Género. Tan diferentes como relacionados entre sí, y es que todas esas formas de expresión las une una misma realidad. La realidad de Dora, la vida de Dora.

Fotografía: Jaizki Fontaneda

El primero de los sueños

Dora recuerda ver de niña un espectáculo de títere que hablaba de un titiritero que contaba que sus títeres cobraban vida cuando él cerraba la puerta del desván.

Aquello me impactó tanto, me dio tanta curiosidad y me creó tanta magia en mi mente infantil que yo dije, quiero saber más sobre esto, quiero saber qué es el títere, quiero saber qué hay en ese desván, quiero estar en ese desván.

Y así descubrió la magia del títere, que te hace soñar y te transporta a un lugar mágico, a un mundo donde todo es posible, «donde todo está permitido, donde te sientes libre y donde eres capaz de imaginar una maravillosa realidad» explica Dora.

Para aquel entonces ella ya tenía inquietudes por acercarse al mundo del teatro y se formó en arte dramático, pero siempre la acompañó la magia que aquel espectáculo de títeres despertó en ella y pronto empezó a moverse, investigar, construir y desarrollar ese interés por los títeres.

Fotografía: Jaizki Fontaneda

Durante años conjugó este mundo con el trabajo en diferentes compañías de teatro, sin títeres, pero cuando ha trabajado como solista los títeres siempre han sido una extensión más de su cuerpo y de su forma de expresión.  Durante 12 años formó parte de la compañía Paraketemus, con la que giró por todo Andalucía contando historias relacionadas con valores como la paz, el medio ambiente, la igualdad, la no violencia o el no acoso escolar.

Temas que responden a su forma de ver el teatro, el medio de arte que ella vive. Desde qué quiero comunicar, a qué quiero hacer llegar o sobre qué quiero hacer reflexionar. Público infantil o adulto, para ella es importante que la puesta sobre el escenario sea una forma de expresión y una herramienta de comunicación para compartir con el público valores para la transformación social.

Su obra más profunda: Abre las cortinas
A finales de este año, Dora estrenará la obra sobre la que lleva trabajando meses. Una obra en solitario donde la protagonista es una misma y su conciencia. Una obra donde veremos esa eterna disputa interna entre una misma y sus pensamientos. Esta vez Dora disocia mente y cuerpo, y será su marioneta, a tamaño real, quien asuma la condición de persona y ella será su conciencia.

Yo soy los pensamientos de ella, que lo mismo la aman y la quieren y le dicen que estás guapísima y que de repente le dicen que eres una mierda, eres una pocilga, das asco… De alguna forma es como poner en altavoz esa parte que tenemos, ese pequeño monstruo interior que nos habla a veces bien, a veces mal y que es determinante para una misma, para seguir su camino, o no…

Fotografía: ÓsKar Manso

El cuerpo de la marioneta está ajustado a las posibilidades de movimiento que Dora quería que la marioneta tuviera. Para ello exploró diferentes técnicas y materiales, más allá de las habituales para la creación de marionetas corporales, en aras de conseguir aquello que buscaba y que no le limitará a la hora de moverse y de expresarse. Para la actriz, que la marioneta cobrará vida y pudiera ser capaz de expresar la historia en su totalidad, era fundamental.

Una marioneta creada de principio a fin por ella misma, intentando plasmarse a sí misma. Pero no fue hasta el momento que la tuvo construida cuando se dio cuenta de que había conseguido reflejar en la marioneta rasgos propios a través del juego, haciendo y deshaciendo su creación, y dejando que la propia marioneta le cuente su historia.

Me gusta mucho destrozarla; o sea, romper la forma, que parece que está como en poco amorfa, es divertido la verdad. Disfruto mucho del proceso porque jugando con ella encuentro cosas que de otra forma no lo haría. Viendo sus posibilidades de movimiento, voy creando. Tienes que liberarte mucho y dejarte que ella te cuente.

El estudio del movimiento con los títeres es muy importante, explica Dora, tiene que ser algo controlado y capaz de expresar aquello que se quiere que el público vea. «Porque al final lo que el público ve son fotogramas que suceden uno detrás de otro y por ello es muy importante estudiar el movimiento y la corporalidad de la marioneta según eso que quieres que el público capte.»

Fotografía: Jaizki Fontaneda

Una historia que, antes de construir la marioneta, sabe que quiere contar, aunque no cómo será su guion. Sabiendo qué quiere contar, esboza la que será su marioneta y poco a poco la va construyendo: su mirada, sus facciones, los colores, su personalidad, el pelo, si está peinada o no, su cuerpo o vestuario. Y cuando por fin está construida, deja que ella le hable y le ayude a construir el guión.

Esta vez, admite, estuvo bloqueada, y aun teniendo la marioneta construida, tardó semanas en cogerla y rescatar la historia que tenía enterrada. Pero me obligué a trabajar con ella, a cogerla, y me ha ayudado mucho a comprender. Porque yo creía que la historia la había vivido de una forma y al crearla y escribirla, pude identificar más lo que yo viví en la depresión.

Las calvas existimos

Creadora en el sentido amplio de la palabra, porque a pesar de que ella se resuma a sí misma como actriz titiritera, la realidad muestra a una creadora en constante reinvención, adaptación y construcción. Hace 5 años perdió su cabello por una enfermedad autoinmune, que la sumergió en un estado terriblemente doloroso y de sufrimiento, del que ahora habla, compartiendo su historia de superación a través de las diferentes vías de expresión que ha encontrado en el arte.

Primero llegó el libro, “Las calvas existimos”. Un libro que escribió desde el dolor, «porque necesitaba soltar», pero que, al mismo tiempo, sabía de la necesidad del mismo. Y es que ese hubiera sido el libro y las palabras que ella hubiera necesitado encontrar cuando todo sucedió. Y que quien lo necesite sepa, o, al menos, pueda leer, sobre cómo va a ser ese proceso que vas a vivir, cómo te vas a sentir, cómo te vas a odiar, cómo te vas a amar después y cómo se puede ser feliz.

Cuando yo me quedé calva, yo busqué en Internet, por todos lados, algo parecido; libros, artículos que me contaran cosas sobre qué hago, qué estoy viviendo, qué me está pasando. No encontré nada.

Fotografía: Jaizki Fontaneda

Un libro que se ha convertido en una forma de acompañar a aquellas personas que calvas o no, encuentran apoyo, comprensión y esperanza por salir adelante y empoderarse en la experiencia de Dora. Porque no es una cuestión de tener pelo, sino de mujeres que son discriminadas por la sociedad por una condición física y estética. Dora se siente tremendamente agradecida y plena con la forma en que su libro se ha recibido, y no tiene palabras para agradecer los mensajes que le llegan de mujeres que han hecho de su condición física su bandera y han podido superar esos complejos que la sociedad les había impuesto.

La violencia estética es un tema que aparece también en otros de sus proyectos, como en su monólogo “Ni un pelo de tonta”. Y es que, junto con la publicación del libro Dora también ofreció varias charlas para contar su historia y compartir su experiencia con otras mujeres que pudieran estar viviendo situaciones similares. Pero ella misma cuenta cómo, quizás, la charla en particular la llegó a percibir como algo triste, y quiso darle la vuelta y contar su historia desde el humor. Así se puso en contacto con el cómico Jorge Loza, quien la invitó a participar en una de sus formaciones y con quien aprendió unos tips básicos para crear el que sería su primer monólogo: “Ni un pelo de tonta”.

Y, ¿qué cuenta? Pues eso, ¿no? Que cómo es vivir con una calva a cuestas en el siglo XXI, desde el humor y las risas.

Fotografía: Jaizki Fontaneda

Dora es sincera cuando dice que ahora se ríe, pero que no siempre fue así. Lo que le ocurrió fue una tragedia y no lo maquilla. Ahora es diferente, el monólogo es como la parte ya superada, con perspectiva ha sido capaz de hacer de ello una narrativa, contar una historia e, incluso, de hacer un monólogo y reírse. Sí, reírse de sí misma.

Porque cuando tú te ríes de ti misma, es que ya te aceptas, te has visto de todas las maneras y te ríes contigo misma, lo que piensa el público ya no te importa.

En abril también estrenó “Puto amor”, una obra sobre cómo amamos las mujeres y que, en forma de comedia, habla sobre el amor romántico, «de cómo entendemos las mujeres el porno, el sexo y cómo nos afecta todo esa tralla que nos meten de Disney y el mundo de princesas».
 
En uno u otro formato Dora plasma su historia y experiencia vital a través de la creación. Se ríe cuando dice que es una forma de hacer terapia, pero también cree honestamente que las personas que van a ver una obra de teatro o al cine, muchas veces buscan historias con las que sentirse apeladas y si esa historia está contada e interpretada por alguien que lo ha vivido en su propia piel, esa profundidad en la interpretación se nota.

Una condición maravillosa
Dora es madre y actriz. Su hija es su motor, es quien la impulsó a salir adelante, a mirar la vida de otra forma, a asumir lo sucedido y a conseguir reírse de ello. «Soy mejor mujer, mejor madre, mejor actriz, mejor todo, desde que mi hija llegó a mi vida», se sincera. Es cierto que ser madre te hace moverte de una forma diferente; la posibilidad de girar durante semanas puede que no sea ya tan fácil pero, sin embargo, a Dora la maternidad le ha abierto otras puertas, «y otras muchas que me quedan por descubrir». Puertas que se abren en forma de proyectos; entre ellos cuenta brevemente un proyecto que tiene entre manos, donde ha reunido los testimonios de diferentes madres y el suyo propio para crear “algo”… que aún tendremos que esperar para descubrir.

Fotografía: Jaizki Fontaneda

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