CONVERSANDO«Arctaña no es solo un camino musical, sino un camino de vida»

«Arctaña no es solo un camino musical, sino un camino de vida»

Desde hace años, Claudio Hidalgo vive en Vitoria-Gasteiz, lejos de su Chile natal, pero con su corazón todavía conectado a los paisajes andinos y a la música que los evoca.

Fundador y director de Arctaña, un grupo con 26 años de trayectoria que cultiva lo que denominan “música del mundo con influencia andina”, donde conviven instrumentos tradicionales, composiciones propias y una fuerte carga simbólica y emocional. A través de su obra, Claudio traza un puente entre culturas y territorios, entre el pasado y el presente, siempre desde una mirada profundamente humana.

Claudio, antes de hablar de Arctaña, me gustaría que nos hablaras de ti: ¿cuál es tu primera conexión con la música?

Fue algo curioso, porque ni mi padre ni mi madre tocaban instrumentos. Pero sí hubo cosas puntuales que me marcaron. Por ejemplo, la radio, que era parte del día a día, y las visitas a mis abuelos, que eran muy melómanos. También el tocadiscos de mi madre, donde sonaba música orquestada, clásica, y todo lo que llegaba de aquí, como Rafael o Julio Iglesias. Y luego hubo algo muy potente: en la campaña del «no» a Pinochet, vi por primera vez música en directo, un escenario en mi barrio, con gente tocando instrumentos andinos, luces, sonidos fuertes… Fue una experiencia mágica. Ahí sentí algo muy profundo.

¿Y en qué momento decides fundar tu propio grupo? ¿Cómo surge Arctaña?

Eso fue en la universidad. Había estado en un grupo folklórico, pero con el tiempo se politizó demasiado y ya no me sentía cómodo. Había poco compromiso, y sentía que se estaba perdiendo la esencia. Me frustraba porque quería hacer música con seriedad, con pasión, y no como una plataforma para otras cosas. Así que hablé con varios compañeros, y tres de nosotros decidimos dejarlo. Fue una decisión muy pensada. Empezamos a ensayar por nuestra cuenta, a componer nuestras propias piezas. Yo propuse el primer tema instrumental, que sigue en el repertorio hasta hoy, y eso cambió todo. A partir de ahí, empezamos a definir un estilo propio, sin ataduras, explorando, aprendiendo juntos. Así nació Arctaña, en 1999. Y con el tiempo se fueron sumando más músicos, amigos entrañables como Mauricio Hidalgo, Rafael López, Américo Leppe, Clenardo Cortés, Eliel Fuentes, Luis Castillo, Álvaro Barrios… Todos ellos han aportado con su talento y sensibilidad a lo que hoy es este proyecto colectivo.

¿Por qué el nombre Arctaña?

Es una palabra en lengua aymara que significa “ir sobre los pasos”. Nos gustó porque tenía que ver con caminar, con el recorrido, con la memoria y también con el origen. Pero sobre todo, porque sintetiza la idea de viaje, de búsqueda constante. Arctaña representa para nosotros no solo un camino musical, sino un camino de vida. Es seguir los pasos de quienes vinieron antes, pero también dejar huella. Por eso cada vez que tocamos sentimos que estamos transitando algo mayor que la música: es una experiencia vital. Y es un nombre que nace desde la conexión con los Andes, con lo ancestral, pero también con nuestra voluntad de avanzar.

Vuestra música ha evolucionado mucho desde entonces. ¿Cómo definirías lo que hacéis?

No hacemos folklore exactamente. Empezamos ahí, pero luego fuimos desarrollando una música instrumental propia, que mezcla sonidos andinos con otros elementos del mundo. Usamos quenas, zampoñas, charangos, el tiple colombiano, el cuatro venezolano… Pero también trabajamos con estructuras más libres, incluso con ritmos árabes o flamencos. Por eso decimos que hacemos música del mundo con influencia andina y elementos de paisaje sonoro. Todo suena tal cual, sin efectos digitales. Todo lo que se escucha lo produce una acción humana.

¿Cómo ha sido trabajar durante tantos años a distancia, viviendo en Vitoria-Gasteiz mientras el grupo sigue en Chile?

Difícil, pero posible. Es verdad que la distancia física es un reto, pero la música y las ideas viajan. Cuando me vine a Vitoria, el grupo ya llevaba años tocando, y poco a poco empezamos a funcionar a través de internet. Grabábamos, compartíamos ideas, hacíamos arreglos a distancia. Nos equipamos con micrófonos, tarjetas de sonido, portátiles… Y así lo fuimos sacando adelante. El 80% del nuevo disco se compuso aquí, en Vitoria. Desde esta ciudad han nacido muchos de los temas nuevos. Eso sí, echo en falta el contacto directo, el ensayo cara a cara, la energía del grupo. Por eso ahora estoy trabajando en formar una banda aquí, una especie de reflejo o continuación de Arctaña, con músicos que compartan esta sensibilidad, esta conexión con los instrumentos y con la naturaleza. La esencia sigue siendo la misma, aunque los cuerpos estén lejos. A lo largo de estos años, los integrantes de Arctaña han demostrado una entrega y un compromiso enormes: muchos han pasado, otros se han quedado durante décadas. Hemos sido hasta quince músicos a lo largo de la historia del grupo, y sin ellos, nada de esto habría sido posible.

Hablando de Tiempo”. ¿Qué representa este nuevo disco?

Es una reflexión sobre el tiempo. Sobre el paso del tiempo, pero también sobre vivir el presente. Queríamos dejar testimonio de las historias, las emociones y los paisajes que hemos vivido, esas vivencias que nos han marcado. Las composiciones hablan de amaneceres en los Andes, de memorias, de despedidas, de lo esencial que se escapa cuando no estamos presentes. Todo el disco ha sido autoproducido: grabado, mezclado y masterizado por nosotros, en un proceso muy íntimo y consciente.

¿Qué retos ha supuesto llevar vuestra música a plataformas digitales y qué está por venir?

Al principio yo no quería. No me interesaban las redes, ni Spotify ni nada de eso. Pero nos dimos cuenta de que si no estás ahí, no existes. Así que decidimos dar el paso. Y todo ha sido autogestionado. Estamos en todas las plataformas, incluso en Tidal, que exige una calidad mínima de sonido, y eso para mí es un orgullo porque lo hicimos todo nosotros. Ahora queremos seguir girando con “Tiempo”, explorar nuevas colaboraciones. Tenemos proyectos para presentar en Latinoamérica y también en Europa. Estamos en contacto con embajadas, festivales, instituciones. Soñamos con llevar esta música a más lugares.

Fotografías: Rocío López.

Esta web utiliza Cookies propias y de terceros para ofrecerte una mejor experiencia y servicio. Si continúas navegando, aceptas el uso que hacemos de ellas. Puedes cambiar la configuración de cookies en cualquier momento.<BR> Cookie propioak eta hirugarrenenak erabiltzen ditugu esperientzia eta zerbitzu hobea eskaintzeko. Nabigatzen jarraitzen baduzu, horiek erabiltzea onartzen duzu. Konfigurazioa aldatu nahi baduzu, hurrengo linkaren bitartez egin dezajezu. Cookien politika ikusi Ver política de Cookies / Cookien politika ikusi

Los ajustes de cookies de esta web están configurados para "permitir cookies" y así ofrecerte la mejor experiencia de navegación posible. Si sigues utilizando esta web sin cambiar tus ajustes de cookies o haces clic en "Aceptar" estarás dando tu consentimiento a esto.

Cerrar