Al ritmo de una cumbia colombiana, sin poder evitar movernos a su son, entramos a Talde Gune de Zabalgana, donde cada semana Jimmy Bidaurreta (teclado), Sergio López de Landache (congas), Txato Martín (voz, percusión), Marcio Padoan (guitarra y co-promotor de Talde Gune), Pablo Ramos (saxo), Ibai Encina (batería), Elías Toledo (trombón) y Asier Sánchez (trompeta) se reúnen para traer los ritmos afrolatinos a Gasteiz. Ellos son Aldakan, agrupación musical que conecta con su público a través de ritmos afrolatinos como la cumbia, el abrobeat o el swing.
«Sobre el escenario tenemos una complicidad del carajo y eso se contagia.» Profesionales y amigos, encuentran en Aldakan un espacio de disfrute, de experimentación y de descubrimiento que, afortunadamente para su público, también desean compartir.
Música afrolatina
Son muchas las personas que han asistido a un concierto de Aldakan, se han dejado llevar por sus ritmos, coreado sus canciones. Pero, ¿sabemos lo que estamos escuchando? ¿Por qué se nos hace casi inevitable movernos cuando les escuchamos?
La música afrolatina es música de influencia africana de toda Latinoamérica que surge tras la conquista española cuando los esclavos africanos son llevados a Latinoamérica, y se llevan consigo instrumentos propios, danzas autóctonas y tradiciones musicales que en cada región se adoptan de forma diferente.
Si por algo se puede caracterizar la música afrolatina es por su gran diversidad cultural y por su increíble mezcla de compases, ritmos y estilos. Y es que la música afrolatina no es una única, sino que es un compendio de muchas. En Colombia surge la cumbia, en Cuba la rumba, en Brasil la samba… Infinitos ritmos que Aldakan va descubriendo y con los que va experimentando. Ellos, como la música afrolatina, tocan diferentes estilos, no se quedan con uno solo; así, el público siempre reconoce algún tema familiar y no puede dejar de moverse con sus ritmos.
Sergio, precursor del grupo, cuenta cómo motivados por los ritmos de influencia africana, su música fue dirigiéndose hacia la música afrolatina de forma natural, casi como si hubiera sido la propia música la que les fue marcando el camino. También es característica su formación instrumental, y es que Aldakan está compuesto por instrumentos no habituales en formaciones de música afrolatina, por lo que este factor los hace únicos y les permite estudiar y experimentar con esta música desde otra perspectiva, pero siempre fieles a su origen.
Música para bailar
Aldakan. Afrolatin Grooves. Su propio nombre los delata: “groove” es el término inglés que se utiliza para definir «la sensación rítmica que te empuja moverte por un ritmo musical concreto». Razón no le falta a esta definición, Aldakan crea una música que se vive, se siente, se baila y se canta. Tanto es así que, durante los conciertos post-pandemia, cuando había que sentarse en una silla a 1 metro de la persona de al lado, lejos de los/as artistas y, por supuesto, sin poder levantarse y bailar, surgió un nuevo tema: baile tántrico, que de forma conceptual invitaba al público a “bailar por dentro”. «Si no puedes bailar por fuera, por lo menos que lo puedas hacer por dentro.»
Piensa con quién te apetece estar en la furgoneta
«Esta te toca a ti», corean 7 de los miembros de Aldakan mientras dirigen su mirada a Sergio. Precursor de Aldakan, Sergio López de Landache, con la idea de crear un repertorio de música afrolatina que estuviera pensado para su instrumento, las congas, fue reclutando a quienes ahora son compañeros de viaje, fatiga y alegría. Y sí, fueron elegidos a dedo. Porque cuando uno decide montar una banda tiene que pensar bien con quién quiere compartir esa experiencia, así que siguiendo el consejo de su amigo DJ Parrutxo: “una vez decides que vas a montar un grupo, tú piensa con quién te apetece estar en la furgoneta, con quién te apetece dormir en un garaje, porque compartir el éxito y tocar en un sitio guay es lo fácil, pero tú piensa en lo chungo que te va a tocar, y con quién te apetece estar”.
De esta forma fue contactando con Jimmy, Txato, Marcio, Pablo e Ibai, a quienes ya conocía, con quienes había tocado anteriormente, con quienes había compartido o colaborado en otros proyectos como la Gasteiz Big Band. Así formaron el sexteto inicial, más tarde se unirían Elías y Asier, trombón y trompeta respectivamente, que tras una colaboración “pasaron la prueba de la furgoneta” tal y como cuentan sus compañeros.
Echan la vista atrás y cuentan siete años desde que dieron su primer concierto. La convivencia ha funcionado sí, pero el trabajo, la dedicación y la admiración mutua también. Lo que comenzaron siendo versiones, ahora son temas propios, varios EP, live recordings, colaboraciones con artistas como Idoia Asurmendi o varios festivales a sus espaldas.
Identidad e investigación
El aprendizaje es parte de la esencia de Aldakan, cada uno de los integrantes, desde su instrumento, investiga y estudia sonidos y ritmos que luego comparte con el grupo. Tras mucho estudio, ensayo, prueba y error, son capaces de crear un repertorio musical único.
Sus repertorios son su seña de identidad, temas propios cuya raíz está en esa investigación, búsqueda por sonidos y unificación de los diferentes instrumentos que componen el grupo. Ahí es precisamente donde está el arte de Aldakan, en esa unificación estudiada, buscada y ejecutada, donde en una canción para congas aparece el sonido distorsionado, incluso algo psicodélico, de la guitarra de Marcio. Horas de ensayo, definición y perfeccionamiento que permiten que esos nuevos elementos musicales que aparecen e, incluso, que les retan, encajen armoniosamente.
Retos que, les consta, les enriquecen como instrumentistas y como banda. Tanto que todos han aprendido a hacer coros para acompañar la voz de Txato, y viceversa. «Lo de tocar y cantar a la vez ha sido el mayor trabajo para mí, porque yo no lo había hecho en la vida», se sincera Txato.
Su tipo de formación les distingue de agrupaciones tradicionales de algunos de los estilos que tocan; incluir instrumentos que no son propios de los ritmos que buscan los hace únicos.
«Hemos encontrado nuestro sonido, que es el sonido Aldakan, y ahora todo lo que hacemos ya tiene nuestro sonido, nuestra personalidad. Ya sea una cumbia, una samba o un tema de salsa, es nuestro sonido.» Un sonido que, de forma orgánica, está en constante evolución gracias a las experiencias que cada uno de los miembros va compartiendo y aportando al grupo. «Si algo en lo que está trabajando uno de nosotros, algo nuevo que está investigando y estudiando, si mola, ¿por qué no incorporarlo al colectivo?». La incorporación de Elías y Asier y sus instrumentos, trombón y trompeta, cambió inevitablemente la sonoridad de Aldakan, así como la búsqueda de nuevos efectos y sonidos que trajo Sergio de otro proyecto, Turukutupa.
La esencia del directo
Los directos también se ensayan. Juntos eligen los temas que tocarán, las pequeñas coreografías con las que invitan al público a seguirles, los coros… Además de la música, «intentamos que cada canción tenga su cosilla», “esas cosillas” que sorprenden a quienes acuden a sus conciertos.
Inspirados en los grandes espectáculos de las bandas francesas, buscan poder crear un show completo, donde cada detalle está pensado. «Eso también es gracias a Nerea», quien se encarga del vestuario e imagen del grupo y consigue junto a la música, la coreografía, los coros y las otras sorpresas que podemos encontrar en un concierto, hacer de este, en la medida de sus posibilidades, un gran espectáculo.
En sus grabaciones también intentan mantener esa esencia del directo, la idea de tocar en grupo, sea en un estudio o en una sala, pero siempre en directo, sin claqueta. De forma orgánica, donde la prueba y error de sus ensayos vuelve a aparecer. Siendo esta su esencia, su naturaleza. Se dejan llevar por sus ritmos y disfrutan de lo que están tocando.
El buen rollo se contagia
Quizás sea su amistad, su buen rollo o esa complicidad que tienen entre todos, lo que mueve al público. Un buen rollo que se contagia, una música que te cambia el ánimo. A ellos los primeros y es que como dicen Jimmy y Marcio, «esta música te lo pone fácil».
Es una música, un espectáculo, divertido de ver y de escuchar. Jóvenes, adultos y familias enteras lo disfrutan, tengas la edad que tengas moverse al ritmo de Aldakan es fácil. Cada público es diferente, hay quien no paran de bailar, hay quien prefiere cantar, otras personas que ríen o simplemente alucinan con la distorsión de sonidos… Sea como sea Aldakan, su variedad de estilos, la mezcla de sonidos y su personalidad, no deja indiferente a nadie.
Nuevas colaboraciones y EP
El próximo domingo, 4 de febrero, estrenan en la sala Jimmy Jazz (entradas) su nuevo EP, Cumbiambé, junto a Idoia Asurmendi, con quien coincidieron en el último concierto de Aldakan en Aramaio, y la oboísta Laura Marcos. El flechazo fue mutuo y seis meses después han grabado su primer tema juntos. Sin perder su esencia, fieles a su estilo, la grabación se materializó durante un concierto íntimo en Aramaio, lugar de donde se conocieron y pueblo de la cantante.
Cumbiambé estará accesible en todas sus plataformas a partir del estreno en directo. Esta vez no habrá EP físico, no habrá CD, pero sí que habrá un objeto sorpresa. Un objeto exclusivo y numerado, solo habrá 200 ejemplares, cuyo diseño y formato está pensado para convertirse en objeto de colección. La propia descripción suscita interés y más de una persona estará deseando que llegue el día del concierto para disfrutar de Aldakan y llevarse un pedacito de su música a casa. No desvelamos más y dejamos que sorprenda la magia del directo.