LUGARESMúsica, hostelería y comunidad

Música, hostelería y comunidad

Diego Osorio llegó a Vitoria-Gasteiz con 12 años desde su Colombia natal. Su historia, ahora ligada al Abisinia, está marcada por el cambio y la reinvención.

Fotografía: a2fotografos

Un nuevo hogar y el choque cultural

«Yo soy natural de Colombia, mis padres son de allí. Llegué con 12 años y fue un golpe cultural bastante fuerte», recuerda Diego. Aterrizó en un entorno completamente distinto al que conocía: de la rigidez de un sistema educativo disciplinario en su país de origen, a la flexibilidad y cercanía de la escuela en Vitoria. «No tener que llevar uniforme a clase o poder llamar al docente por su nombre me hizo pensar: ‘Esto es Europa'».

Con el tiempo, la ciudad fue calando en él, aunque el sentimiento de pertenencia tardó en llegar. «Me identifiqué con Vitoria más tarde, a través de la música y el activismo político. En mi adolescencia, junto con unos amigos, creamos un fanzine y nos involucramos en los movimientos anarquistas. Fue entonces cuando empecé a sentir que este era mi sitio».

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Música, identidad y comunidad

La música ha sido una constante en su vida, aunque no como intérprete. «No soy músico, pero me encanta la música en todas sus formas», dice. Su ciudad de origen, Ibagué, es conocida como la ciudad musical de Colombia, lo que dejó una impronta en él. «Aunque tengo un problema de audición y nunca he tocado instrumentos, la música siempre me ha fascinado».

Ese amor por la música lo llevó, casi sin darse cuenta, a jugar un papel fundamental en la programación cultural del Abisinia. «Al principio programábamos solo grupos locales, pero poco a poco se fue expandiendo. Ahora traemos bandas de todo Euskadi, del resto del Estado e incluso de otros países», cuenta. Gracias al boca a boca, el Abisinia se ha convertido en un escenario imprescindible para bandas emergentes y un punto de encuentro cultural en la ciudad.

El Abisinia: más que un bar, un espacio cultural

La pandemia marcó un antes y un después en su vida. «Trabajaba en Autismo Araba, haciendo acompañamientos, pero la pandemia me hizo replantearme todo», explica. En ese momento, surgió la oportunidad de entrar en el Abisinia, un bar con una fuerte vocación cultural. «Me ofrecieron ser socio y no lo dudé. Desde entonces, le metemos caña para que sea un espacio vivo, un sitio donde siempre pasa algo».

El Abisinia no es solo un bar con música en directo. «Hacemos de todo: conciertos, monólogos, eventos científicos, y ahora estamos empezando con combos para que los jóvenes pierdan el miedo escénico», comenta. «Siempre respetando el entorno y el barrio. No somos una sala de conciertos al uso, sino un ‘craft escena’, como me gusta llamarlo».

Además de la música y los eventos culturales, el Abisinia se ha convertido en un espacio de encuentro para personas de diferentes generaciones. «Entre semana vienen vecinos de toda la vida, que se juntan aquí a charlar, y los fines de semana el ambiente cambia completamente con la llegada de la gente joven. Es un equilibrio que hemos logrado mantener y que enriquece mucho el espacio», explica Diego.

Fotografía: a2fotografos

Cultura y barrio: un equilibrio necesario

Para Diego, la clave de la cultura es la socialización. «La cultura crea comunidad. Es saber que conoces a tus vecinos, que puedes salir y compartir un rato con la gente del barrio», dice. Por eso, en el Abisinia buscan un equilibrio entre la programación cultural y la convivencia. «No queremos ser solo un bar de copas, sino un espacio de encuentro en Coronación. Aquí vienen desde jóvenes hasta familias con niños, y eso da mucha vida al barrio».

Además, el Abisinia ha comenzado a colaborar con otras iniciativas y espacios culturales en la ciudad. «Estamos en contacto con asociaciones que buscan dinamizar la vida cultural del barrio y abrir nuevos espacios para la música en vivo. Queremos seguir creciendo y ofreciendo un lugar donde la gente pueda disfrutar de la música y la cultura sin barreras», dice Diego.

Mirando hacia el futuro, Diego se ve a largo plazo en el Abisinia. «Siempre que la salud y las circunstancias lo permitan, aquí seguiré», afirma.

Fotografía: a2fotografos

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