La arteterapia es una profesión con más de setenta años de historia. Es una forma de psicoterapia que utiliza las artes plásticas como vía terapéutica. Se emplea para sanar trastornos psicológicos, miedos, bloqueos personales, traumas del pasado, etc. Pero aparte de los fines meramente terapéuticos, es una técnica de desarrollo personal, de autoconocimiento y de expresión emocional.
El interés de la alemana Astrid Oster por esta profesión la llevó a estudiar en el Instituto para Arteterapia y Artepedagogía de Ottersberg, hace ya 28 años. También realizó un posgrado en el instituto suizo de ‘Pintura Centrada en Soluciones’: «En países como Suiza o Alemania esta profesión tiene su propia carrera universitaria, como aquí puede ser la fisioterapia», explica.
Tras varios años a caballo entre España y Alemania, Astrid decidió abrir su propio centro en Vitoria-Gasteiz, ciudad a la que llegó por primera vez con 19 años a través de un proyecto intercultural. «21 Kolore es un centro de arteterapia y artepedagogía, pero también de idiomas, ya que estos últimos entran mejor si se relacionan con una experiencia positiva», apunta.
El arte para liberarse
La arteterapia está indicada para personas adultas que, debido a sus circunstancias o a la enfermedad que padecen, encuentran difícil la articulación verbal de sus conflictos y emociones. Se realiza en grupos reducidos o en sesiones individuales, con perfiles de pacientes muy variados y con diferentes objetivos terapéuticos.
En 21 Kolore, Astrid emplea tanto el método LOM (Pintura Centrada en Soluciones) como el PCI (Pintura Centrada en la Imagen) y, según las características del paciente, trabaja con un sistema u otro: «Hablar no siempre es la vía más directa hacia un bienestar personal, puesto que nuestro cerebro es un órgano que genera imágenes. La pintura permite entrar en contacto con nuestras imágenes interiores y ofrece la posibilidad de crear otras que nos pueden ayudar a liberarnos de lastres y vislumbrar nuevas perspectivas», explica.
Según Astrid, «unas pinturas claras y sencillas realizadas bajo la orientación de una terapeuta restan importancia a las imágenes que recordamos y que resultan perturbadoras, al tiempo que nos libran de emociones agobiantes. El objetivo es mejorar el estado de ánimo o bajar el nivel de estrés. Para ello hay que darle espacio a los sentimientos y aceptarlos. Yo acompaño a las personas a enfrentarse a ellos y a tranquilizarse. Logramos cambios en las emociones mediante cambios en la imagen».
Para realizar esta terapia no hace falta tener conocimientos previos de pintura. Se pinta con las manos en papeles grandes, de 70 x 100 cm, que se cuelgan en la pared. Además, antes de empezar con las sesiones, Astrid conversa con cada persona para concretar qué aspecto quiere trabajar y solucionar.
Por 21 Kolore han pasado centenares de personas a lo largo de sus casi 10 años de historia. La terapeuta recuerda dos casos muy concretos: «Recuerdo un chico que tuvo un accidente en el monte, estuvo meses hospitalizado y quedó con muchas secuelas. Él no recordaba el momento del accidente, pero sí el ruido del helicóptero que lo rescató. En esta ocasión partimos de un sonido para poder trabajar y sanar. También recuerdo el caso de una mujer que había sufrido abuso sexual infantil. No tuvo buena experiencia con los psicólogos y decidió probar con arteterapia. Comenzamos a trabajar a través de la pintura y se fue abriendo. Terminó contando todo lo ocurrido a su familia, una forma también de comenzar a liberarse del trauma».
Astrid explica cómo la arteterapia es un método que se emplea en clínicas y centros de día de países como Alemania: «Aquí todavía no ha llegado ni como carrera ni como oficio, pero poco a poco se va haciendo un hueco, al igual que ha pasado ya con la musicoterapia. Además, España es un país en el que cuesta más salirse de lo convencional, y lo que no está dentro de lo estatal o lo público lo miramos con miedo. También entiendo que hay gente que si tiene que invertir un dinero, lo haga en algo que conoce».
El arte como herramienta pedagógica
21 Kolore es también un espacio de juego, placer, aprendizaje y desarrollo personal para los/as menores y sus familias. Los talleres de ‘Pintura Creativa Acompañada’ están dirigidos a niños/as a partir de 2 años, pero también a personas adultas. Es un espacio donde cada uno/a puede expresarse libremente, sin intención de crear una obra de arte o competir contra otras personas.
«Al niño le haces un grandísimo regalo si en su desarrollo personal le dejas expresarse a través de la pintura. En el taller, cada uno realiza un dibujo, escultura o cuadro, sin otro receptor, sin juicios ni interpretaciones. Ello permite a cada ser afirmarse. Se aprende la estabilidad, la creatividad y la capacidad de iniciativa. La pintura y la arcilla son los medios más apropiados para expresar sensaciones de forma no verbal», explica Astrid.
21 Kolore propone además aprovechar esta experiencia positiva con el arte para aprender nuevos conceptos, ampliar vocabulario y practicar los conocimientos adquiridos de inglés o alemán. «Cuando estás relajado y sin tensiones, los idiomas entran mejor. Es una forma de experimentar con la creatividad pero también con lo lingüístico», afirma. Así, durante el taller de ‘Pintura Creativa Acompañada/Arcilla y Collage’ se practica oralmente el idioma, además de realizar actividades con proyectos y juegos comunicativos, canciones y películas.
21 Kolore colabora además con diferentes organizaciones, asociaciones y centros educativos en los que imparte desde 2014 charlas y talleres de arteterapia, de pintura creativa o de idiomas entre otros. Pero si hay un proyecto del que Astrid se siente especialmente orgullosa es el de las colonias de inglés o alemán para niños/as y jóvenes de 3 a 17 años. Durante las diferentes épocas estivales del año, 21 Kolore propone talleres que, con la pintura como base principal, trabajan también con la arcilla, los collages o el movimiento y la música. La matrícula para las colonias de este verano ya está abierta y las plazas son limitadas.