En 2020, la Fundación Vital destinó más de 1,5 millones de euros, el 20% de su presupuesto total, al fomento y desarrollo de la cultura, tanto a actividades propias como a colaboraciones con diferentes agentes externos del territorio. De este modo, se cumple uno de sus los objetivos principales: propiciar el progreso cultural de los/as alaveses/as.
«La cultura ha estado asociada a la obra social siempre. Actualmente, el área cultural y el social, los dos ejes principales de actuación, están separados, pero estamos trabajando para unirlos; queremos que la cultura nos sirva como herramienta social y sea un elemento transformador«, afirma Arantxa Ibáñez de Opacua, directora de Fundación Vital.
La fundación cuenta con dos centros culturales propios: el Centro de Exposiciones y Kulturunea. En estos dos espacios se desarrollan la mayoría de sus actividades, citas ineludibles ya para miles de gasteiztarras. Así, anualmente se celebran los Martes Musicales, la Semana del Cine Vasco, la Semana del cine Documental, Menditour o el Certamen Arte Vital, así como exposiciones, conferencias y conciertos. Además, el Programa Vital por Álava lleva desde hace más de una década la cultura a los diferentes rincones del territorio alavés.
Apoyo y colaboración
Aparte de los programas que se impulsan desde la propia fundación, esta también apoya y colabora con diferentes agentes en el desarrollo de sus proyectos: «La cultura tiene que surgir de los/as artistas y nosotros/as tenemos que estar ahí para apoyarlos/as. Firmamos más de 30 convenios de colaboración al año y lanzamos una convocatoria de ayudas anuales para quienes no trabajan aún con nosotros/as o presentan proyectos nuevos. Son muy pocos/as los/as que se quedan sin una respuesta», explica Arantxa.
Desde Fundación Vital confirman que apoyan todo tipo de propuestas. Se valora que tengan un carácter innovador, que generen nuevas soluciones y transformación social, que tengan otros apoyos institucionales, su impacto social previsto y el número de personas beneficiadas, su visibilidad en la sociedad alavesa y que impulsen el uso del euskera, la igualdad de género y la inclusión social, entre otros aspectos. «No son criterios delimitadores, no queremos ser jueces/zas. La primera oportunidad la damos siempre«, afirma la directora.
Según Arantxa, la fundación es actualmente un “apoyo necesario” para muchos agentes culturales: “Hay proyectos que arrancan sin saber si van a tener o no el apoyo de las instituciones, y contar con una parte del presupuesto que nosotros/as les aseguramos es imprescindible. Tenemos los criterios de exigencia de una entidad pública sin serlo, pero también esa flexibilidad que tanto agradecen”.
Asimismo, Fundación Vital mantiene relación y colabora con las diferentes Fábricas de Creación de Álava, conocidos en el sector como espacios Sorgune. «Son dispersores de conocimientos y dinero, hacen de agentes intermediarios entre los/as creadores/as y nosotros/as. Es una herramienta muy válida para llegar a las estructuras más pequeñas y apoyarlas».
Por ejemplo, actualmente, Fundación Vital colabora con Azala Espazioa en un laboratorio de imaginación colectiva en procesos de gestión cultural, denominado LAB-A. “Apoyar la creación y la innovación es necesario para que los/as artistas puedan desarrollar su trabajo. Sin ese lugar para experimentar, no surgen nuevas ideas”, afirma.
Cesión de espacios
La fundación también pone a disposición de la ciudadanía sus dos espacios culturales. Así, artistas y colectivos interesados en exponer su obra, pueden solicitar las salas 2 y 3 del Centro de Exposiciones. La cesión del espacio es gratuita y el/a artista o colectivo se compromete a donar una obra elegida por la entidad, que pasará a ser propiedad de la misma.
Las salas de Kulturunea también están disponibles para que asociaciones, grupos sociales, culturales, científicos, educativos, empresariales y deportivos celebren actos de carácter público o privado. En este caso, el precio dependerá del tipo de acto que se organice.
Sostenibilidad
Para la Fundación Vital, existe un problema de sostenibilidad económica dentro de las estructuras culturales. La costumbre de ofertar actividades de forma gratuita es, según Arantxa, un obstáculo para que los agentes puedan autofinanciarse. “Cuando las cosas son gratis, la gente no las valora y no hacemos ningún favor al resto de estructuras, que tienen un papel muy importante en la sociedad. Para nosotros/as es muy importante que se mantengan y tenemos que trabajar para que vayan desarrollándose hacia la autogestión. Mientras eso ocurre, necesitan entidades que las apoyen, como la nuestra”.
De cara al futuro, la fundación tiene como objetivo cumplir varios retos: “Queremos ser capaces de dar una respuesta al sector cultural, impulsar la innovación y la autogestión. Nuestro mayor reto es que la cultura nos ayude a mejorar como sociedad y a mantenernos alerta, y nosotros/as tenemos que impulsarla hacia esa dirección. La cultura es una herramienta que tenemos que cuidar y potenciar”.