«Siempre me ha gustado dibujar, era el típico niño que tenía los bordes de los cuadernos llenos de garabatos», cuenta Zigor Samaniego, ilustrador 3D. Quién le iba a decir a aquel chaval que años más tarde sus «monigotes», con ese estilo único que los caracterizan, llamaría la atención de marcas tan prestigiosas como Prada, Maxon, Nickelodeon, Nestlé o American Express.
Estudió Diseño gráfico y Multimedia en Barcelona, pero admite que es autodidacta, «todo lo que hago ahora lo he aprendido en libros y tutoriales de Youtube». Comenzó con el 3D en Vitoria-Gasteiz, durante la burbuja inmobiliaria, cuando una empresa lo contrató para hacer infografías de los edificios que se estaban fabricando. Decidió dejar ese trabajo y recayó en una empresa de videojuegos en Bilbao, donde comenzó a diseñar escenarios y lettering para los juegos. La empresa cerró pero su teléfono comenzó a sonar solicitando los primeros encargos como freelance.
Influenciado por los dibujos de ‘Dragoi Bola’, ‘Chicho Terremoto’ y ‘Los gatos samurai’, busca inspiración en la naturaleza, «en las cosas que voy encontrando por el monte», cuenta. «¿Lo más duro de este trabajo? Trabajar con clientes que te piden cambios con los que no estás de acuerdo, pero como el cliente es el que manda, tienes que hacerlo».